Creada en 1998 en Cascante, localidad Navarra, vinculada al olivar desde la época Romana y desde entonces la tradición olivarera se mantiene. Sienten un profundo respeto por la tierra que los ha visto nacer y crecer. Una tierra que trabajan a diario siempre intentando mejorar e innovar con la vista puesta en el futuro.
La proximidad al monte Moncayo y al desierto de Las Bardenas Reales, generan unas bajas temperaturas en invierno y altas en verano, las cuales son propicias para la singularidad de los AOVES que se producen.
En el manejo de la aceituna una vez recolectada la clave es una molienda rápida. Aquí es donde tiene su importancia la situación de la almazara, a tan solo 30 minutos de las tierras donde se cultiva.
El objetivo aquí es que la oliva no se deteriore ni llegue a fermentar, ya que el zumo de una fruta en mal estado no puede ser de la misma calidad que el de una recién cogida.
Recolección manual temprana, que comienza a mediados de octubre, para conseguir el aroma que nos ofrece la aceituna todavía verde.
De forma continua y rápida, para preservar la calidad del fruto.
Con pesaje y seguimiento de trazabilidad.
Molino de martillos que trocea la aceituna.
A bajas temperaturas y en un corto periodo de tiempo. Así se logra preservar el aroma y componentes tan beneficiosos como los polifenoles.
Separación del sólido (orujo) del líquido (aceite y agua de la propia aceituna) por una centrifugación mecánica.
Separación del agua y el aceite. Por diferencia de densidad, al girar en la centrífuga, en el interior queda el aceite y en el exterior el agua.
Para eliminar partículas en suspensión mediante gravedad antes de enviarlos a la bodega.
Sala climatizada de depósitos de acero inoxidable para conservar el producto final. Cada deposito es inertizado con Nitrógeno alimentario para evitar la oxidación y se mantiene aquí hasta el envasado.
Envasado bajo pedido, siempre en formatos oscuros inertizados con nitrógeno alimentario para su perfecta conservación.